Mosca de la fruta
MOSCA DE LA FRUTA (Ceratitis capitata Weid.)
Información sobre la Mosca de la Fruta en la Uva de transformación y medidas de protección ante una plaga.
Descripción:
La mosca de la fruta es un díptero muy polífago que ataca a casi todos los cultivos que disponen de frutos carnosos, entre los que se encuentran los cítricos, los frutales y la vid. Puede reproducirse sobre muchos otros frutos de plantas cultivadas o no, lo que le permite disponer de poblaciones abundantes en casi cualquier época del año. Los adultos son moscas de colores y dibujos característicos, muy vistosos. Los machos disponen en la frente de dos paletas negras en forma de capitel, que las diferencia de las hembras, que no las tienen. La parte final del abdomen de las hembras dispone de un aparato de forma puntiaguda que utiliza para colocar los huevos bajo la epidermis de los frutos. Las larvas son de color blanco, ápodas y cuando finalizan su ciclo, empupan enterrándose ligeramente en el suelo formando un barrilete de color marrón, que da lugar a nuevos adultos en pocos días. Las moscas vuelan y tienen gran capacidad de desplazamiento, y pueden colonizar el cultivo a partir de que las uvas comienzan a ser receptivas, viniendo de otras parcelas en las que se han reproducido y han realizado sus daños con anterioridad.
Síntomas y daños:
Los daños que la plaga produce al cultivo son los derivados de la colocación por parte de la hembra, de huevos bajo la piel de las bayas, en número variable, de los que salen larvas sin patas que van generando galerías más o menos superficiales pero bajo la piel, reconocibles por el rastro de color marrón negruzco de los excrementos en las galerías, que las larvas dejan tras de sí. Acaban dirigiéndose al interior de la baya hasta completar su desarrollo, volviendo entonces hacia el exterior, realizando un orificio en la piel del fruto por el que salen y se lanzan al suelo, donde después de enterrarse ligeramente empupan y tras unos días se convertirán en nuevas moscas. Las bayas atacadas se pudren y pueden acabar pudriendo a otras bayas de alrededor, pudiendo llegar a pudrir todo el racimo.
Período crítico para el cultivo:
Cuando las bayas comienzan a ser receptivas a las picadas de la mosca.
Seguimiento y estimación del riesgo para el cultivo:
Se pueden determinar las poblaciones de la plaga y su evolución, utilizando mosqueros tipo Nadel modificado o trampas tipo delta, cebados con feromona (Trimedlure) (solo se capturan machos) o mosqueros de captura masiva, cargados con atrayentes alimenticios sólidos más un insecticida (capturan tanto machos como hembras). Las trampas deben ser contadas al menos dos veces por semana, para confeccionar la curva de vuelo, y disponer de datos objetivos fiables para la toma de decisiones.
Medidas de prevención y/o culturales:
Evitar la presencia de árboles frutales singulares en la parcela que puedan favorecer la proliferación de la plaga, o en su caso, controlar eficientemente en ellos la plaga. Ante la proximidad de parcelas frutales en fase de recolección o cosecha finalizada, prever la entrada de moscas a la parcela desde esa zona, colocando allí trampas para monitoreo que confirmen tal extremo.
Umbral/Momento de intervención:
No está definido para el cultivo un umbral concreto. Por su peligrosidad y riesgo para las uvas, debe actuarse contra la plaga siempre que se detecte o prevea su presencia en la parcela, y con la antelación necesaria para evitar los daños a la cosecha.
Medidas alternativas al control químico:
Además de los medios señalados en este apartado, para minimizar el uso de los medios químicos, hay que considerar las medidas de prevención y/o culturales, pudiendo ser alternativas al control químico:
- Medios biotecnológicos: Es la forma más eficiente de controlar la plaga, para lo que se puede utilizar la técnica de “captura masiva de adultos” o el sistema de “atraer y matar”. En el primer caso se utilizan mosqueros cazamoscas, cebados con atrayentes sólidos alimenticios que atraen tanto a machos (30%) como a hembras (70%) y tienen una duración de al menos 120 días. Tales mosqueros van adicionados de un insecticida para que las moscas capturadas mueran y no puedan escapar. Hay otros mosqueros de captura masiva que utilizan cebo líquido a base de proteínas y las moscas se ahogan en el mismo tras la captura. El sistema de atraer y matar, utiliza trampas que contienen cebos sólidos parecidos a los anteriores pero en la parte exterior de la trampa, lleva impregnado un insecticida que causa la muerte de las moscas cuando se posan en su superficie y contactan con el mismo. En la mayor parte de los casos la dosis de aplicación es de entre 50 y 70 trampas por hectárea, excepto los mosqueros con atrayente líquido, que se utilizan entre 100 y 120 trampas por hectárea.
Medios químicos:
En el momento de la publicación de la Guía, no hay tratamientos químicos autorizados para este uso en el cultivo.
Bibliografía:
Para más datos, consultar: “Los parásitos de la vid. Estrategias de Protección Razonada”. Coedición, MAPA y Mundi-Prensa. 5ª edición, 2004. Plagas y enfermedades de la vid en la Región de Murcia. Alfonso Lucas Espadas. Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. 2008.
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Variedades: Bobal, garnacha Tintorera, Macabeo, Tempranillo, Cabernet Sauvignon.
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