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ARAÑA AMARILLA COMÚN

ARAÑA AMARILLA COMÚN (Tetranychus urticae Koch.)

Información sobre la Araña Amarilla Común en la Uva de transformación y medidas de protección ante una plaga.

Descripción:

Es un ácaro polífago de la familia de los tetraníquidos. Está presente en la mayoría de las comarcas vitícolas españolas, aunque en la mitad meridional es donde produce los daños mayores. Los adultos tienen forma oval y 4 pares de patas. La hembra es de mayor tamaño que el macho. Cuando están activas tienen un color amarillo verdoso y presentan dos manchas dorsales más oscuras y miden alrededor de 0,5 mm de longitud; las invernantes en diapausa son de tamaño más pequeño, de color anaranjado a rojo ladrillo y no tiene las dos manchas oscuras. Los huevos son esféricos, de 0,1 mm de diámetro, recién puestos son traslúcidos, posteriormente evolucionan a un color amarillo ámbar. Pueden llegar a confundirse con las exudaciones en tallos y hojas jóvenes de vid. Pasan por diferentes estados de desarrollo en su evolución, teniendo lugar hasta seis. La plaga pasa el invierno principalmente en forma de ninfas o adultos resguardados bajo las cortezas de las cepas, aunque también puede estar en las hojas secas caídas o en el envés de las hojas de algunas malas hierbas.

Las hembras abandonan sus refugios en las cortezas en fechas variables según la climatología (enero a marzo), siempre antes de que empiecen a hincharse las yemas. La mayor parte se desplazan a las malas hierbas. Al iniciar su alimentación cambian del color anaranjado al amarillo verdoso y aparecen las dos manchas laterales oscuras; a continuación inician la puesta. La colonización de las hojas de vid se produce en primavera (de mayo a junio dependiendo de las zonas), de forma ascendente a lo largo de los brotes, comenzando por las inferiores, alimentándose y reproduciéndose sobre las hojas tiernas. Puede tener de 8 a 15 generaciones anuales, dependiendo de la climatología (el óptimo de desarrollo se sitúa entre 30-32ºC y el máximo sobre los 40ºC: la humedad relativa resulta más favorable cuando es baja, con un óptimo entre 30-50%). Cada hembra puede poner de 40 a 100 huevos según autores.

ARAÑA AMARILLA COMÚN (Tetranychus urticae Koch.)

Síntomas y daños:

Los síntomas iniciales producidos por esta plaga se observan principalmente en las hojas. Consisten en zonas verde-amarillentas con punteaduras necróticas, posteriormente estas zonas van creciendo, respetando solamente las nerviaciones más gruesas, hasta llegar a necrosar una superficie importante de la hoja y producir su caída. Suelen observarse rodales de cepas afectadas al principio. Los ataques fuertes causan defoliaciones importantes en la cepa, pudiendo rebrotar en las yemas finales de los sarmientos, acarreando una pérdida de reservas para el año siguiente, menor producción y menor grado Baumé del mosto. Eventualmente pueden producirse daños sobre los racimos y las bayas, en forma de punteaduras necróticas muy densas que respetan solamente las zonas de contacto entre dos bayas; daños que podrían confundirse con los del Oídio.

Período crítico para el cultivo:

De mayo-junio a agosto.

Estado más vulnerable de la plaga:

Las formas móviles: larvas, ninfas y adultos.

Seguimiento y estimación del riesgo para el cultivo:

Detección de los primeros focos, en cepas próximas a lindes o bordes de la parcela, observando las 4-5 hojas basales de los sarmientos de la zona central de la cepa. Observación de 100 cepas por parcela, clasificando cada una de ellas según la siguiente escala de grado de ataque:

  • Síntomas tipo 0: Cepa sin síntomas de ataque.
  • Síntomas tipo 1: Cepa con síntomas de ataque en hojas, en cualquier punto por debajo de los racimos.
  • Síntomas tipo 2: Cepa con síntomas de ataque en hojas por encima de los racimos en la mayoría de los sarmientos. Se realizará un muestreo en inicio de floración, el siguiente en el momento del tratamiento de la segunda generación de polilla, y el tercero 2-3 semanas después del anterior.
Araña amarilla común en la uva de transformación y en frutales de hueso

Medidas de prevención y/o culturales:

Se recomienda elegir los plaguicidas contra otras plagas menos perjudiciales para los enemigos naturales del ácaro. Eliminación de todas las malas hierbas mediante labores o utilización de herbicidas, sobre todo las más próximas al tronco de las cepas una vez que han emigrado de sus refugios invernantes (bajo las cortezas de las cepas) y antes de que la cepa haya brotado. Los niveles altos de fertilización nitrogenada acarrean el aumento de las poblaciones. El deshojado y destallado (despiojado), favorece la ventilación del cultivo y la acción de los tratamientos. Mantener el cultivo con un vigor no excesivo, propicia una menor incidencia de la plaga, que se ve favorecida en cultivos muy vigorosos y con fuertes desarrollos vegetativos.

Umbral/Momento de intervención:

  • En floración se debe tratar cuando se supere el 5% de cepas con síntomas tipo 1+ síntomas tipo 2.
  • Coincidiendo con la segunda generación de Polilla (de mediados de junio a mediados de julio según zonas): si hay más del 25% de cepas con síntomas tipo 1+ cepas con síntomas tipo 2.
  • A las 2 – 3 semanas del conteo anterior: si se supera el 40% de cepas con síntomas tipo 1+ síntomas tipo 2.

Medidas alternativas al control químico:

    • Además de los medios señalados en este apartado, para minimizar el uso de los medios químicos, hay que considerar las medidas de prevención y/o culturales, pudiendo ser alternativas al control químico.

 

  • Medios biológicos: Los enemigos naturales: Stethorus punctillum, Crysopa spp, y ácaros de la familia de los Fitoseidos: Typhlodromus phialatus especie predominante en la mitad sur de España y Typhlodromus pyri en el norte de España, ayudan a reducir las poblaciones de forma natural, siendo más abundantes a final de primavera y principios de verano, disminuyendo sus poblaciones con el calor y los tratamientos. Destacan asimismo los Fitoseidos de los géneros Euseius o Amblyseius. Hay que evitar la realización de tratamientos con acción negativa sobre la fauna útil que existe en los viñedos.

Medios químicos:

Tratar focos o rodales, ampliando una zona de resguardo si el ataque está en sus inicios y no es importante. Se tratará toda la parcela si existen varios focos. Cubrir bien con el producto fitosanitario elegido, llegando bien al envés de las hojas. En caso de fuertes ataques repetir el tratamiento en función de la persistencia del producto. Máximo 2 aplicaciones por campaña. Tener en cuenta si el producto utilizado es ovicida, o controla formas móviles.

Bibliografía:

Para más datos, consultar: “Los parásitos de la vid. Estrategias de Protección Razonada”. Coedición, MAPA y Mundi-Prensa. 5ª edición, 2004.

PROTECTORES RECOMENDADOS PARA VIña

Variedades: Bobal, garnacha Tintorera, Macabeo, Tempranillo, Cabernet Sauvignon.

Protectores Cuidatree recomendados para vid:

    • 35×20 perforado
    • 50×14 perforado,
    • 60×14 perforado.