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PODREDUMBRES DE LA RAIZ

Podredumbres de la raíz: Armillaria mellea Vahl y Rosellinia necatrix Hartig

Información sobre la podredumbre de la raíz de la vid y medidas de protección ante estas enfermedades.

PODREDUMBRES DE LA RAIZ

Descripción:

Las podredumbres de la raíz pueden ser debidas al ataque de dos hongos diferentes y muy polífagos: Armillaria mellea Vahl, Rosellinia necatrix Hartig. Ambos están presentes en todos los suelos españoles, siendo Armillaria el que afecta con más frecuencia a los viñedos.

En el caso de Armillaria, la enfermedad causada se conoce de forma común con el nombre de –mal blanco– o –podredumbre blanca–, y “podredumbre lanosa” si se trata Rosellinia. Los daños se presentan inicialmente en cepas aisladas o en pequeños rodales, que van creciendo pudiendo afectar a una gran superficie de la viña. Las cepas afectadas acaban muriendo y el suelo queda infectado por un largo período.

Armillaria mellea es un hongo basidiomiceto que se reproduce por esporas (basidiosporas) y se propaga mediante rizomorfos. Las basidiosporas se forman en el interior del sombrerillo de los carpóforos (setas) que aparecen normalmente a primeros de otoño, en estructuras agrupadas. Estas setas aparecen en los tocones o pies de las cepas muertas, tienen un pie de color amarillo de 1 – 2 cm. y un sombrerillo de color miel.

Las basidiosporas no propagan directamente la infección. Los rizomorfos, que forman el micelio del hongo, pueden localizarse encima de la raíz (externos) o debajo de la corteza (internos).

Los rizomorfos externos, en su avance por el suelo, son los transmisores de la infección de una cepa a otra. Se adhieren a las raíces y penetran a través de la corteza, sin que sea necesaria una presencia previa de heridas, necrosis, etc. Los rizomorfos internos son los responsables de la aparición de las placas blancuzcas que caracterizan los síntomas de esta enfermedad. Rosellinia necatrix es un hongo ascomiceto.

Las hifas del micelio forman una especie de fieltro blanco-lanoso, que posteriormente torna a un color parduzco. El micelio también forma láminas blancas, en las que se forman los esclerocios (estructuras de consistencia dura, desarrollada para resistir en condiciones desfavorables). Los factores externos que contribuyen al desarrollo de estos hongos son: – Clima y suelo: Desarrollo óptimo entre 10 – 25o C. La humedad en el suelo es fundamental para su presencia. – Cultivos anteriores: Pueden mantenerse largo tiempo en el terreno viviendo sobre restos de cultivos anteriores, tanto leñosos como herbáceos. – Abonados: Los estiércoles y abonados favorecen su desarrollo. – Edad de la cepa: Normalmente atacan a cepas relativamente jóvenes (2 – 10 años).

Síntomas y daños

La parte aérea de las plantas afectadas muestra síntomas inespecíficos, comunes también en otro tipo de patologías: reducción del crecimiento, debilitamiento general de la cepa, hojas cloróticas y pequeñas, marchitamiento del ápice, producción anticipada, sarmientos con entrenudos cortos, aspecto arrepollado de las cepas, etc. La intensidad de estos síntomas está relacionada directamente con el grado de infección en el sistema radicular. En las raíces, los síntomas son: – Pardeamiento con posterior ennegrecimiento y pudrición húmeda de la corteza, con un característico olor a moho. – En el caso de Armillaria, placas blanco-anacaradas en forma de abanico bajo la corteza. En al caso de Rosellinia se detecta una micelio blanco-lanoso que posteriormente se oscurece. Cualquier grado de daño conlleva implícitamente la contaminación del terreno.

Período crítico para el cultivo:

Normalmente los ataques suelen darse en cepas relativamente jóvenes (2-10 años), siendo raro que en viñedos viejos se presenten ataques de esta podredumbre.

Seguimiento y estimación del riesgo para el cultivo:

En principio los ataques se pueden presentar en cepas aisladas, en pequeños rodales o en varias cepas de una fila, pudiendo ocasionar daños importantes desde que se inician estos ataques. Los rodales se van ensanchando, las cepas afectadas acaban por morir y el terreno queda infectado por largo tiempo con los órganos de reproducción de los hongos.v

Medidas de prevención y/o culturales

Evitar terrenos húmedos y/o mal drenados para realizar las plantaciones. – Constatar la no existencia del patógeno en el terreno antes de realizar una nueva plantación. – Eliminación de restos de cultivos anteriores en la parcela que puedan actuar como reservorios del patógeno. – Utilización de portainjertos sanos. – No hacer coincidir los goteros en el pie de las cepas en terrenos sensibles. 

Medidas alternativas al control químico:

Para minimizar el uso de los medios químicos, hay que considerar las medidas de prevención y/o culturales, pudiendo ser alternativas al control químico.

Medios químicos: En el momento de la publicación de la Guía, no hay tratamientos químicos autorizados para este uso en el cultivo.

Bibliografía:

 “Los parásitos de la vid. Estrategias de Protección Razonada”. Coedición, MAPA y Mundi-Prensa. 4ª edición, 1998.

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Variedades: Bobal, garnacha Tintorera, Macabeo, Tempranillo, Cabernet Sauvignon.

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